Por : Suso
Rodríguez
Santiniketan
Tagore decía que cuando el dedo señala a la luna, sólo los tontos
miran al dedo. Me llamo Suso Rodríguez. Tengo 42 años y he tenido
la fortuna, por mi trabajo, de recorrer los cinco continentes y
visitar 33 países. En Honduras me quedé sorprendido por la
violencia cotidiana; en la Pampa argentina me sentí pequeño a los
pies del Perito Moreno; en Nepal creí que el mundo quedaba muy
abajo. Y allá abajo, en Australia, todo estaba arriba. Curioso.
Cuando era un niño pensaba que si lanzabas una piedra a un pozo
acabaría en las antípodas. Y al estar en las antípodas supe que
Newton tenía razón.
No soy Newton, pero la manzana a mí me cayó en Santiniketan. Jamás soñé que en este pequeño mundo pudiesen existir tantos colores. Jamás hubiese asegurado que los cantos de unos tipos llamados baul pudiesen atravesar el corazón con la voz. Fui en Semana Santa, pero la única, pero la fecha no tuvo nada que ver porque la única religión que profeso es la de la tarjeta VISA. Como la manzana , también fue una casualidad. Un colega informático vive con colega indio. Curioso. Veinticinco vividos años, lleno de vida.. Totan tanto cocinaba un arroz increíble como ganaba un concurso de fotografía. Tanto... Totan Kundu, se llama. Hace de todo y casi siempre bien, pero lo que mejor se le da es ser guía turístico.
Sólo unas líneas más. Yo andaba un poco despistado por un rasguño personal y había una plaza en el viaje que Totan Kundu estaba cerrando. Me sumé. No le fue difícil convencerme porque rezuma simpatía, amabilidad y educación. Sin servilismo. Te gana porque quiere y así es feliz. La propuesta era cojonuda. La oportunidad de conocer la India sin ir a tientas.
El Taj Mahl, también, como Dehli.
Mostrar el respeto a Mahatma Gahndi en su tumb, pisar el suelo de la
casa que pisó. Poder ayudar a la descendencia de los que ayudó la
madre Teresa de Calcuta bajo el santo principio de que la religión
con hambre es imposible que entre. Y su casa, el restaurante conocido
como Mamar Dokan por los estudiantes y profesores de la Universidad
de Santiniketan, la cocina de Menoka, la madre de Totan que te acoge
como a un hijo. Allí te puedes encontrar 'Cousas da vida' de
Castelao traducido al bengalí o 'El Quijote'. Acojonante.
Si
algún día tienen la fortuna de cruzarse con Totan Kundu y tienen la
suerte de que esté preparando un viaje de colegas, no lo dude. Siga
a la luna. Gracias Totan por tanto.